España lleva demasiados años superando los techos establecidos de polución.
Y la salud de sus ciudadanos lo paga. España incumple tanto los límites de la
Unión Europea como los recomendados por la Organización Mundial de la Salud
(OMS), más estricta. El panorama es negativo en casi todas las ciudades, pero
no de forma homogénea. EL PAÍS ha visitado tres puntos que coinciden en la
insalubridad de su aire, a partir de datos oficiales de las estaciones de
medición.
Según un
informe elaborado por Ecologistas en Acción a partir de esas cifras,
un 22% de los españoles respira un aire que excede los límites legales de
contaminación que marcan las leyes españolas y europeas. Si se atiende a los
máximos establecidos por la OMS el porcentaje sube al 94%.
También la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en
inglés), en su último informe, con datos de 2010, denuncia que España excedió
los límites de emisión de dióxido de nitrógeno, amoniaco, mercurio y compuestos
orgánicos volátiles. Aunque los datos no son homogéneos por comunidades
autónomas, varias zonas de España se han visto obligadas a solicitar moratorias
o tienen expedientes de infracción por superar los límites establecidos por
Bruselas desde 2010. La Comunidad Madrid es la que más problemas de
contaminación presenta. Y dentro de la capital, la zona con un aire más
insalubre se sitúa muy cerca del
parque del Retiro, su pulmón verde. Barcelona Granada y Palma de
Mallorca, así como las zonas de Vallès-Baix
Llobregat (Barcelona), Bajo Nervión
(País Vasco), el corredor del Henares (con Coslada a la cabeza) y la
zona sur de Madrid (en especial Getafe), superaban ese año los límites
establecidos de dióxido de nitrógeno, según los datos del Ministerio de Medio
Ambiente.
Los contaminantes que más problemas de salud originaron en España durante
2011 son las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5), el
ozono troposférico (O3) y el dióxido de nitrógeno (NO2),
de acuerdo con la ONG ambientalista. Y aunque hubo una ligera reducción de la
contaminación respecto al máximo de 2008, la ONG lo atribuye a la crisis
económica, que ha reducido el tráfico y el consumo de carburantes, más que a
medidas de las Administraciones.
El coordinador del comité de aerobiología de la Sociedad Española de
Alergología e Inmunología clínica, Francisco Feo Brito, expone que el tráfico
de vehículos libera radicales libres, provocando una inflamación a nivel
bronquial que daña los epitelios que ayudan a limpiar los pulmones. Además,
facilita que los pólenes y los alérgenos tengan más penetración en los
pulmones. “Esta inflamación a nivel bronquial provoca en los asmáticos unas
laceraciones estructurales no reversibles, que limita su capacidad pulmonar”,
explica este médico que asegura que los estudios muestran un incremento de las
enfermedades alérgicas desde hace más de una década.
La exposición a las partículas
en suspensión pueden acelerar el deterioro cognitivo en adultos, incrementar
los ataques al corazón y los ictus cerebrales, según estudios publicados este
año en la revista de la Asociación Médica de EE UU. La polución urbana está
relacionada con las infecciones respiratorias en menores de cinco años,
enfermedades cardiopulmonares y cáncer de pulmón en adultos, precisa la OMS,
por lo que reduce la esperanza de vida de manera significativa en los entornos
más contaminados
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