En la última década se incrementó la presencia de
aire en el ozono y se duplicó el número de automóviles, coches en la zona
Metropolitana de Guadalajara. A la vez, en ese periodo de tiempo se registraron
más muertes por infartos y problemas del corazón.
Esta información es apenas un adelanto de la
investigación "Más de una década de aire sucio de nuestra ciudad",
que presentó el Colectivo Ecologista de Jalisco (CEJ) sobre el impacto en la
infancia de los contaminantes atmosféricos, en el Instituto de Ciencias.
El doctor Álvaro Osornio, de la Universidad
de Alberta, Canadá, explicó que la mala calidad del aire puede afectar más a
los niños porque pasan más tiempo al aire libre, son más activos, por su tamaño
y porque sus pulmones están aún en desarrollo.
"Los pulmones se siguen desarrollando hasta
los 14 o 15 años de edad. Un niño tiene 10 millones de alveolos y pasarán
nueve años para que llegue a tener 300 millones, que son los alveolos que
sirven para el resto de la vida".
Álvaro Osornio señaló que el impacto de las
partículas de ozono en los niños puede ocasionar un retraso en el crecimiento, un
retraso en el crecimiento pulmonar, enfermedades respiratorios como el asma y
puede llegar a causar la muerte.
"Es obvio que si hay aire sucio, el sistema
respiratorio es el principal afectado".
¿Cómo es que un problema común se manifieste de
maneras tan diversas? Las investigaciones muestran que al inhalar
contaminantes, tenemos barreras naturales. Por eso el moco es pegajoso, para
asegurar que se queden cosas extrañas. Si la situación se repite, mi mecanismo
de defensa se repite y paso a la siguiente etapa que es la inflamación. Y esto
no es malo, el problema es que no podemos vivir inflamados. La hipótesis de los
investigadores es que si sobrepasamos nuestros mecanismos de defensa, entonces
aparecerán manifestaciones diversas.
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