Un enorme conjunto de rocas rígidas que forman parte de la Sierra de Peracalç, en el pirineo catalán, se desplaza lateralmente en dirección norte a una velocidad que oscila entre uno y tres milímetros al año. Se trata del mayor movimiento en masa descrito hasta ahora en la cordillera, y ha sido descubierto por un grupo internacional de investigadores entre los que se encuentran científicos de las universidades de Gerona, Zaragoza, Módena y la Autónoma de Barcelona.
El desplazamiento se produce porque la enorme masa móvil, de unos 4,5 kilómetros cuadrados de extensión, está situada sobre una capa de rocas evaporíticas que se disuelven con mucha facilidad. Como resultado se producen grandes roturas y la masa se desplaza lateralmente. Según los investigadores, este fenómeno se produce desde hace al menos 45.000 años, y los procesos más activos tienen lugar en la parte más alta de la Sierra, a 1.400 metros de altura. Allí se pueden observar una serie de grietas kilométricas, también denominadas grabens, con una anchura que en ocasiones supera los cien metros. Estas geoformas tienen un elevado valor patrimonial y, según los investigadores: "la Sierra de Peracalç es como un modelo a escala del que probablemente sea el mejor ejemplo en el mundo de este fenómeno, los Grabens del Parque Nacional de Canyonlands, en Utah, Estados Unidos". Por otro lado, según los datos recopilados, el Lago de Montcortès, en la misma región, también se habría formado como resultado de estos procesos. Este es uno de los dos únicos lagos del Pirineo que no tienen origen glacial.
"Estos movimientos de ladera son importantes social y económicamente, debido a los riesgos que puede comportar para las actividades e infraestructuras de la zona, y a los excelentes acuíferos que originan, dado que facilitan la infiltración y la circulación de agua subterránea", ha explica Rogelio Linares, participante en el estudio que se ha publicado en la revista Lithosphere.
"Estos movimientos de ladera son importantes social y económicamente, debido a los riesgos que puede comportar para las actividades e infraestructuras de la zona, y a los excelentes acuíferos que originan, dado que facilitan la infiltración y la circulación de agua subterránea", ha explica Rogelio Linares, participante en el estudio que se ha publicado en la revista Lithosphere.
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